Hacer visible lo invisible

 Para José Manuel Arango la poesía es más bien
“este minuto donde la radical extrañeza de todo te hiere”
William Ospina.

Hacer visible lo invisible

La existencia de una voz poética cualquiera está dada por el resultado único en el cual convergen tanto los procesos sociales como los literarios: cuando nos enfrentamos a un autor que de alguna manera ha cambiado la cosmovisión del mundo con sus versos, asistimos a una rara celebración. José Manuel Arango es una de esas extrañezas de la literatura. En la construcción de su poética está inmersa la asimilación de las geografías que habitó (Antioquia, Boyacá, EE.UU) pero también y sobre todo los autores que leyó. La vida de un escritor se resume más en las líneas que lee que en aquellas que con fortuna -o sin ella- logra conjurar. José Manuel, con la multiplicidad de fuentes poéticas que tiene en su obra, ha sido la voz literaria más meritoria de El Carmen de Viboral en sus 200 años y uno de los poetas más festejados en el panorama nacional de las letras.

La obra de José Manuel Arango nunca ha sido un fenómeno editorial ni de cantidades escandalosas de lectores. No obstante su poesía ha merecido la atención de algunos curiosos que lograron vislumbrar la riqueza literaria que puede hallarse en su literatura, lo cual ha ido despertando un interés generalizado en su figura y voz poética. En sus textos hay, antes que nada, una precisión exquisita de las palabras. El autor tiende a preparar escenas que en su brevedad presentan una visión intensa, sin distracciones a la imaginación del lector. Además, sus letras no configuran una necesidad de grandilocuencia ni de agotar los objetos en sí mismos, pero sí tiene la necesidad de nombrarlos, de palparlos apenas con la sutileza del ojo atento pero sin prejuicio: la literatura de Arango es nominativa pero profunda, es una búsqueda por la belleza de lo exacto, de la vida sutil. A esta visión de la poesía, Saint-John Perse (1961) aporta luces cuando en su libro Crónica asegura que la poesía “no es arte embalsamador ni decorador. No cría perlas de cultivo comercial con simulacros ni emblemas (…). Traba alianza en su camino con la belleza –suprema alianza- pero no hace de ella su único alimento”. (p. 18). En la poesía de Arango está la eterna alianza con la belleza pero también una preocupación por llegar a la vida en estado puro, sin truculencia. Los versos de José Manuel poseen un respeto absoluto por la palabra, una discreción que solo puede entenderse como delicadeza poética.

Por estas razones, el Instituto de Cultura de El Carmen de Viboral, no ha escatimado en esfuerzos para la divulgación y apropiación de la obra del poeta carmelitano. Su importancia como figura emblemática del municipio y su presencia en el mundo como hombre humilde y sereno nos llena de simpatía hacia su figura. Así, El Instituto de Cultura ve en el poeta un claro ejemplo para promover los valores territoriales, artísticos y culturales del municipio. En este año que el poeta cumple ochenta años de natalicio y El Instituto de cultura diez, creemos que es la comunión justa para apropiarnos cada vez más del legado literario del poeta. Por ello, aparece esta edición Obra selecta de José Manuel Arango que materializa el cariño y respeto que El Instituto manifiesta por el poeta. No obstante, la labor por divulgar su obra no se limitará a este libro, sino que este se vinculará a jornadas académicas, El premio Nacional de Poesía y otros esfuerzos que desde esta institución se adelantan para honrar la memoria del poeta.

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