II Vida y Obra Maestría Ceramista

II Vida y Obra Maestría Ceramista
Fiestas de la Loza 2021 «Volver a lo Nuestro»

Escrito por Julián González Ríos.

Decimos vida y obra para designar el presente encendido y el pasado concreto. La vida, en su progresión, es un continuo obrar y es perdurable y fecunda cuando se consagra con especial dedicación a un propósito. El interés particular de este homenaje y reconocimiento es hablar de la vocación ceramista y valorar la entrega de las artesanas y los artesanos que dedican parte importante de su vida a crear, perfeccionar y transmitir los saberes asociados a una manifestación que ha hecho del pueblo carmelitano un referente artístico y cultural.

Como es sabido, en El Carmen de Viboral, la cerámica fue y sigue siendo una de las actividades productivas más importantes de la economía local, pero al mismo tiempo se ha convertido en el medio de expresión de su cultura artesanal.

Con su labor, los ceramistas contribuyen a la preservación y difusión de los saberes y tradiciones del municipio; su actuar tiene hondas raíces en el pasado, un pasado compartido con quienes exploraron y vivieron este medio físico y social para llegar al punto de inventar un conjunto de representaciones compartidas que agrupamos con la denominación de cerámica carmelitana.

Hoy, a más de un siglo de estar floreciendo, la cerámica carmelitana no se puede reducir a un simple objeto. La historia y el presente nos permiten hablar de piezas que incorporan contenidos sociales que las definen como únicas dentro del estilo artesanal de El Carmen; contenidos que nos llevan a descubrir una manifestación llena de significado y expresión, hecho que le confiere el factor de identidad y pertenencia para un pueblo.

La cerámica de El Carmen ha traspasado la frontera de lo efímero (aquello que se consume y pronto se desecha), porque se conjuga con la experiencia de vida de sus creadores y habla de un territorio concreto, de sus materias primas, de su paisaje y de sus jardines; estás características son inherentes a ella, pero también susceptibles de transformarse, de empezar a contarnos cosas nuevas, de evidenciar otros rasgos particulares del municipio sobre los que aún no hemos volteado la mirada. Su valor pues, se relaciona con la dimensión humana de la obra, aquella que le confiere el artesano y que, en parte, es su interpretación de la cultura del pueblo.

Hacernos conscientes de estas características, nos lleva a comprender la importancia de la tradición y de aquellos que la sustentan: los ceramistas. Por esto, vemos necesario abrir caminos para su evaluación y reconocimiento. Entendemos que el sentido de la tradición se encuentra en su apropiación, una que no se limita a un ejercicio de adoración del pasado y, por el contrario, se concibe como una exploración capaz de distinguir su realidad, de diferenciar sus etapas de crecimiento y de afrontar los momentos difíciles, pues solo de esta manera, se la puede mantener viva.

En consecuencia, un pueblo reconocido por su carácter artesanal no puede hacer menos que promover la valoración del trabajo que día a día realizan decenas de hombres y mujeres que hacen de su relación con la arcilla, el torno o el pincel, un modo de vida.

Así pues, este reconocimiento atiende la necesidad de exaltar la trayectoria, los saberes y los aportes de quienes moldean los rasgos particulares de la identidad cultural carmelitana: los maestros ceramistas. Con esto, haciendo honor a su trabajo, esperamos contribuir a que la experiencia artesanal del municipio se mantenga viva.

En el caso del reconocimiento Vida y Obra Maestría Ceramista 2021, Carlos Antonio Henao Londoño, es un hombre cuya obra es la misma vida, con pinceladas y colores particulares, pero con total entrega al desarrollo del oficio ceramista al cual ha estado vinculado por más de 50 años.

Aprendió el oficio en las fábricas; aunque “aprender” sea un proceso continuo de iniciación a un saber en el cual el perfeccionamiento y la adquisición de habilidades es difícil de agotar. Sus años de experiencia le otorgan la capacidad de realizar todas las labores para la fabricación de la loza, conoce y emplea tanto los aspectos técnicos como prácticos.

Don Carlos no oculta su interés por salvaguardar y transmitir los conocimientos que ha adquirido, cualquiera que ha conversado con él puede dar fe de su generosidad y gusto por enseñar, como si el espíritu de aquel maestro de la Escuela de Artes y Oficios del Instituto Técnico Industrial, fuera inagotable. En él parece innata la habilidad de hacer explícitos los supuestos, los hechos, los métodos; nunca se reserva nada y lo expone todo lentamente haciendo ver en todos los casos el margen de alternativas.

A don Carlos, le debemos una parte de la preservación y el engrandecimiento del conocimiento y el quehacer artesanal de El Carmen de Viboral. Estudiantes, investigadores, turistas, curiosos, artesanos o compradores hemos encontrado un lugar en su taller y una palabra amable y siempre dispuesta a ofrecer todo de sí.

Por su contribución a la consolidación del patrimonio cultural carmelitano, la difusión de la tradición y la historia de la cerámica, por su trayectoria y continuidad en el desarrollo de la labor ceramista y su compromiso con la transmisión del conocimiento, exaltamos la vida y obra de un hombre que con su hacer ha esbozado los rasgos más significativos de la identidad artística y cultural de El Carmen de Viboral.

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