Sentidos de la cerámica carmelitana: diálogos para su salvaguardia
Desde el año 2022 venimos formulando el Plan Especial de Salvaguardia (PES) de la cerámica de El Carmen de Viboral, un instrumento para que nuestra tradición ceramista sea reconocida como patrimonio cultural inmaterial de Colombia. Este proceso implica conocer quiénes han sido las personas relacionadas con el quehacer, cuáles son los saberes que se han transmitido de generación en generación y cómo se han transformado los oficios de la cerámica y las prácticas que han acompañado esta manifestación cultural.
Nos trasladamos al pasado buscando comprender este vasto universo de la cultura ceramista; asimismo, posamos la mirada sobre su cotidianidad en el presente; y reconociendo ambas perspectivas, soñamos caminos posibles que permitan fortalecer nuestra tradición. Salvaguardar es defender y proteger este acervo de saberes y prácticas partiendo también del conocimiento de sus puntos débiles y fuertes, de sus riesgos y oportunidades. El Plan Especial de Salvaguardia es justamente un documento que recoge este panorama y propone unas acciones concretas para la protección de esta tradición cultural.
El ejercicio de conocer, comprender y proyectar implica escuchar diversas voces para reconocer los rostros de la cerámica en sus múltiples dimensiones. Este precisamente ha sido uno de los propósitos del proceso de formulación del Plan desde que comenzamos, visitando los talleres, hablando con los artesanos y encontrándonos en espacios de diálogo. Para continuar con ello, hemos propuesto este año una serie de conversatorios denominado Sentidos de la cerámica carmelitana: diálogos para su salvaguardia, espacio al cual invitamos a otros conocedores que también han indagado por diferentes aspectos de la manifestación. Esta es una estrategia para ampliar el ejercicio de reflexión y generar un espacio de diálogo abierto que llegue a otras personas de la comunidad carmelitana.
El primero de los conversatorios fue con la profesora e investigadora carmelitana Amanda Betancourt Arango y el artista José Ignacio Vélez Puerta, quienes, a partir de las ciencias del lenguaje y de las artes, respectivamente, compartieron sus reflexiones acerca de esta tradición, abordadas también en sus libros Las palabras del barro y Carmen: cerámica e iconografía. El encuentro fue una oportunidad para divulgar estas publicaciones que aportan valiosamente en la reconstrucción de la memoria social alrededor de esta tradición cultural. Con los invitados hablamos sobre el valor simbólico de la cerámica, su sentido colectivo, las relaciones entre la realidad y el lenguaje, y entre los objetos y sus creadores, los artesanos.
Entre las reflexiones que afloraron durante el conversatorio se puso de manifiesto que las dificultades y limitaciones que se han tenido a lo largo de la historia, han sido propicias para el ingenio y la creatividad de los artesanos carmelitanos. Esto, y el hecho de que son muchas las manos las que intervienen en el proceso, incluyendo a quienes extraen el barro, amasan, moldean, pulen, decoran y empacan, le da un carácter comunitario y colectivo a la cerámica; sin embargo, aún con esta fortuna, no parece existir mucha consciencia al respecto.
Adicionalmente, reflexionamos que, si bien el objeto cerámico importa, pues es la manifestación tangible a partir de la cual se plantean preguntas y se develan relatos, son los saberes, las prácticas y la posibilidad de la experiencia creativa de sus hacedores lo que los llena de sentido.
Al preguntar por las primeras palabras que dieron vida a la cerámica emergen las palabras empresario y obrero para reconocer el contexto de surgimiento de esta tradición. Llegaron después otras como artesano, pinceladas, decoración y pintas, que dan cuenta de grandes transformaciones sociales y culturales. Y otras como renacimiento, creatividad e ingenio surgen para vaticinar el futuro de la cerámica carmelitana.
Con estas y otras reflexiones, los diálogos de este último conversatorio proponen salvaguardar de manera integral la cerámica carmelitana, teniendo presente la decoración como eje fundamental más no exclusivo, otorgando un reconocimiento especial a las decoraciones y a sus creadoras, así como a los diversos oficios que componen la manifestación, pues se intuye el barro y la arcilla como el lenguaje universal de la creación. Soñar los talleres y empresas de cerámica como escenarios diversos para la experimentación, en que lo artesanal sea transversal y su base sea la enseñanza y el aprendizaje de este vasto universo de saberes.
El próximo encuentro será el viernes 24 de marzo a las 5:00 pm en la Sala Montañas del Instituto de Cultura. Esta vez nos acompañará el historiador y gestor cultural Francisco Arnoldo Betancur y la empresaria Olga Ligia Betancourt, quien, desde el área administrativa y comercial, desempeñó un papel fundamental en las dinámicas de la emblemática Cerámicas Continental. Con ellos haremos un recorrido por lo que fue la trayectoria de la cerámica carmelitana especialmente durante la segunda mitad del siglo XX.
Hacemos estos viajes al pasado para comprender nuestro presente e imaginar un futuro posible. Esta es una historia viva. Estamos convencidos de que no se nos puede volver un paisaje, en el sentido de lo insensible al asombro, el aprecio y el reconocimiento, aquello que ha dado significado a la historia de un pueblo, y que sigue en el presente llenando de sentido la vida de sus hacedores. Así que, encontrémonos para seguir moldeando la palabra que nos permite descubrir las posibilidades inacabadas de este patrimonio local.