Este es un proceso liderado por la Administración Municipal “Más cerca, más oportunidades” y el Instituto de Cultura El Carmen de Viboral. Apoyado por el Programa Nacional de Concertación Cultural del Ministerio de Cultura.
La cocina trasciende el ámbito alimentario, constituyéndose como un espacio de exploración y discusión; se convierte en un escenario más allá del encuentro y la vida familiar. Se antepone su valor cultural, estético y simbólico frente al acto biológico o manducatorio, pues los saberes inherentes al hecho culinario son más complejos que la primera vista de una mesa servida.
El saber sembrar y preparar un alimento con los frutos de la tierra, da cuenta de los hábitos y prácticas que se constituyen como costumbres y tradiciones para una comunidad; el lenguaje cotidiano presente en las fases lunares o la hora de recolectar un producto, limpiarlo, cocinarlo y posteriormente, consumirlo, así como la nominación de utensilios y el sistema técnico empleado en su procesamiento, es inherente a quien habita la ruralidad. Así, el campesino se define como elemento indispensable del entorno rural que transita y en el cual labora.
La falta de valoración y reconocimiento de las labores agrícolas y del campesino, tiene como consecuencia directa perder la base de todo desarrollo identitario y cultural; es evidente que, tanto las posiciones políticas como las presiones económicas, están generando graves repercusiones en la ruralidad, y las oportunidades de proyección y continuidad en el campo son cada vez más reducidas. Ante dicho panorama, se hace prioritario intervenir en la preservación y permanencia de los sabores y saberes asociados al ser campesino.
El campo y quienes lo habitan, son una enciclopedia de sabores para quien esté dispuesto a escuchar, a establecer un diálogo con quienes han habitado el territorio desde sus inicios, quienes echaron raíces en suelos rústicos y paisajes abruptos, quienes domaron paisajes cimarrones y establecieron una identidad culinaria, así como un modo propio de habitar el territorio , los mismos que, de a poco, están siendo desplazados debido a políticas agrarias, proyectos urbanísticos o la aparición de factorías.
El presente proceso investigativo que se viene realizando en el marco del proyecto Camino de la Vereda, indaga por las memorias familiares, que componen la identidad colectiva del núcleo zonal de las Garzonas, compuesto por las veredas Cristo Rey, La Siria, Las Garzonas, La Palma y Alto Grande. Es un ejercicio de memoria que posibilita un encuentro dialógico entre el espacio urbanizado y los remanentes de identidad campesina presentes en el municipio.
La apuesta de la Administración Municipal “Más cerca, más oportunidades” y el Instituto de Cultura, con el apoyo del Ministerio de Cultura, a través de su Programa Nacional de Concertación Cultural, está enfocada en la preservación y difusión del patrimonio inmaterial campesino, ese patrimonio olvidado en los anaqueles culturales, pese a ser el común denominador de muchos procesos identitarios, están todos convidados a hacer parte de este proceso de reivindicación con aquellos que son la base de origen y sustento, no solo de este municipio sino del país entero, nuestros campesinos y campesinas.
Escrito por Isaías Arcila Parra, cocinero, licenciado en Artes Plásticas de la Universidad de Antioquia e investigador de Camino de la Vereda.