La vía es un carnaval.

Por: Juan José Ossa, Miembro de la oficina de comunicaciones del Instituto de Cultura El Carmen de Viboral.

Foto: Fabián Rendón Morales.

“La vida es un carnaval”. Así dice Celia Cruz en una canción que hace alusión al goce y disfrute de estar vivo. Un carnaval está lleno de colores, de luces, de perspectivas y de formas de reinterpretar el entorno; pero sobre todo, un carnaval es un escenario colectivo, tal como pudimos ver el 21 de julio en el Carnaval de Comparsas del XXIV Festival Internacional de Teatro El Gesto Noble.

Si la vida es un carnaval y los carnavales en todas las partes del mundo se hacen en las calles, cabe decir que la vía es un carnaval, tiene colores, las calles están adornadas con señales que nos indican como transitar por estos caminos. En las vías del municipio, podemos ver el verde de las montañas, flores, pájaros de colores, zarigüeyas, ardillas, perros, gatos y por supuesto personas. En este carnaval si respetamos las normas de tránsito podemos ser felices y transmitir la felicidad a los otros, o podemos ser imprudentes y dañar en la fiesta.

Durante el año 2018, según el observatorio nacional de seguridad vial, se presentaron 46367 incidentes viales, 6850 fatales y en El Carmen de Viboral, según datos te la Secretaría de Movilidad, Tránsito y Transporte del municipio, se presentaron 223 incidentes viales en los cuales 444 personas se vieron afectadas y cinco perdieron la vida. En lo corrido de 2019 no es más alentadora la cifra. Los datos suelen ser fríos, un número más, pero cabe anotar que esta información más que representar números contabiliza personas, seres humanos que tienen nombres, familia y amigos.

Un número llamado Jonathan.

Eran las siete de la mañana cuando Jonathan López Chica, salió de su casa, ubicada en el municipio de La Ceja a trabajar, prendió su moto e inicio el camino hasta su oficina en Marinilla. La ruta era bien conocida por él, la había recorrido de lunes a viernes dos veces por día durante varios años, pero el 5 de septiembre de 2018 fue diferente.

“Yo me acuerdo que yo estaba todo contento porque le había comprado una Honda Tornado 250, me la habían entregado el día anterior. Yo salí de mi casa a trabajar y cuando estaba llegando a El Canadá una moto que iba hacia La Ceja todo rápido giró en el retorno nuevo que hicieron. En ese momento yo ya había pasado el policía que está justo antes de entrar, como en esa división en la que la vía se amplía en dos carriles. Cuando lo vi intenté frenar y esquivarlo pero él se me fue encima. Después del golpe no me acuerdo de nada, me desmayé.
Cuando recobré la memoria había alguien que me decía:

– ‘¿Parcero, está bien?’

Me intenté parar, pero cuando traté de apoyar la mano no me respondió, se me había fracturado, la cabeza me dolía pero estaba consiente. En ese momento yo solo acaté a decir: ¿y el otro cómo está? El me miró como sin saber que decir.

– ‘El otro tipo se voló’.

En el hospital me dijeron que tenía una fractura de radio en la articulación del codo, una fractura de la articulación de la muñeca y tres fracturas en el cráneo. Afortunadamente no me pasó algo peor, pero igual es muy teso uno quedar tirado y que el otro, por tener la culpa, o no llevar los papeles al día no responda”.

Esta vez fue Jonathan, pero pudo ser un familiar, un amigo, un conocido y por esto debemos ser responsables en la vía para disfrutar del viaje. En un carnaval vamos despacio, apreciamos cada instante y por esto invitamos a las personas a que se gocen el camino sin afanes.

¡El Carmen vía segura, vida segura!

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