Vislumbres de tener una ilusión
Escrito por Yeison Castro Trujillo, director del Instituto de Cultura El Carmen de Viboral.
Han pasado los años y ahí ha seguido el enigma, ¿cuándo tendremos por fin nuestro Teatro Municipal?
Este acontecimiento durante los últimos cinco años ha sido un misterio local. Es curioso como la pregunta ha estado suspendida en el aire durante tanto tiempo y como la misma dramatiza fielmente la ansiedad y la angustia que como carmelitanos hemos tenido respecto a este proceso.
Todos nos hemos soñado ese Teatro Municipal. Lo esperamos como un gran proyecto urbano, un lujo para esta ciudad, para el departamento, para la arquitectura local, para las artes escénicas, con espacio público abierto y vida exterior, con un hall majestuoso que nos reciba y nos de apertura a una no menos sobria, elegante y bien equipada sala de teatro.
En silencio coincidimos en nuestras expectativas para que este equipamiento cultural sea un símbolo de elegancia, ligereza y sobriedad; un espectáculo en sí mismo lleno de luminosidad que se integra de manera misteriosa y armoniosa al entorno local. Que nos represente como el mejor reflejo arquitectónico de los ideales de nuestra actual civilización.
Esperamos un Teatro Municipal en diálogo cómodo y nada forzado con su contexto, una obra maestra, que a la vez que se proyecte como una muestra de reinterpretación de la tradición en un lenguaje moderno con un nuevo sentido, ofrezca así misma, una nueva vitalidad a las herencias locales.
Nuestra historia social y cultural así lo exige. Contamos con una idiosincrasia en manifestaciones culturales y expresiones artísticas de vieja ascendencia, tenemos posicionados una serie de procesos escénicos, académicos y patrimoniales de gran trayectoria que precisan de una dimensión terrenal, de un cuerpo tangible, de un marco para su espectáculo, de un Teatro capaz de originar una explosión de vida con las condiciones técnicas adecuadas que les permitan ampliar su espectro, su impacto y su apropiación social.
Si bien cualquier espacio vacío puede considerarse un escenario cuando el otro le observa, esta es la fuerza de lo escénico, lo sabemos, queremos insistir en la necesidad de procurar un lugar en el que ocurran acontecimientos notables y dignos de atención para toda la ciudadanía carmelitana, un lugar para el espectáculo, para maravillarnos nosotros mismos de lo que somos capaces de hacer. Necesitamos un edificio en El Carmen de Viboral que nos permita meditar, aprender y comprender aquello que ofrece el convivio, el intercambio, la construcción colectiva de una ciudadanía cultural.
En la actualidad, pese a las dimensiones de proyección de nuestros procesos, apenas y desde hace poco contamos con autonomía en un sólo y pequeño auditorio adaptado en la Casa de la Cultura Sixto Arango Gallo, con una capacidad limitada y unos recursos técnicos insuficientes para la demanda de artistas y espectadores, aunque con la fortuna de que en los últimos años, esta oferta también se ha venido ampliando con espacios complementarios por parte de los procesos artísticos locales.
Esperamos que con los buenos oficios de la Administración Municipal y su capacidad de gestión, con el actual compromiso del Ministerio de Cultura en esta misión, y con esa gran apropiación ciudadana que tenemos para el seguimiento y acompañamiento de estos procesos, consigamos después de varios años, por fin, disipar el enigma y encender las luces de la gran sala de teatro, y que el sueño de poder sentarnos pacientemente a esperar y contemplar en cómodas poltronas elegantes y bien equipadas, ya con otro tipo de ansiedad y angustia, esa que produce el espectáculo y no la incertidumbre, esté cada vez más cerca.