Escrito por: Julián Acosta Gómez, Promotor de Lectura de la Sala de Lectura José Manuel Arango e integrante de Opinión a la Plaza.
Exposición “Kraken, las 7 caras del Kraken” en el IX Víboral Rock. Fotografía tomada por Fabián Rendón M. – Oficina de Comunicaciones del Instituto de Cultura El Carmen de Viboral.
Anecdotario: El desaparecido
Escrito por: Julián Acosta Gómez, Promotor de Lectura de la Sala de Lectura José Manuel Arango e integrante de Opinión a la Plaza.
Estuvo entre los asistentes del concierto. Se agregaba a cada grupo de personas como si los conociera de siempre cuando todos en realidad eran quienes lo conocían a él por su música. Cuentan que no desdibujó la sonrisa, que tenía una palabra amena y nunca desdeñó de un buen conversador. Esa noche Elkin Ramírez solo cantó dos canciones de Kraken en la primera versión del Víboral Rock reunida en el Centro de Convensiones de El Carmen. Dedicó la noche a la palabra, la comunión y el goce.
Cuando la noche iba extinguiéndose las miradas de los asistentes dejaron de notar la presencia del Titán (justo ahora, en la Galería del Instituto de Cultura veo una exposición dedicada a su trayectoria musical y me acongoja la soledad de una chaqueta vacía que cuelga en medio de muchas camisas que tienen estampadas sus facetas). Días más tarde, conocidos y colegas de Elkin se comunicaron incesantemente con la organización del festival: El Titán había desaparecido. Las pesquisas se agudizaron y nadie conseguía dar razones de su ubicación, nunca llegó a su destino. La angustia. El desconcierto.
A los tres días Elkin resucitó de entre los muertos. Había pasado todo el tiempo en una finca con personas que este mito no logrará esclarecer. Fue tentado por la potencia del Rock que se originaba en un pueblo recostado contra las montañas. Al ver la chaqueta suspendida por un indeleble Nailon sé que algo de las sonrisas del desaparecido pervive cuando los telones del Víboral Rock se levantan.
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